Tiempos de cambio

Solo quedaba subir, desandar lo andado y olvidar un pasado artificioso y vano. Su interior llevaba gritándoselo hace tiempo, arañando sus entrañas, pero Marina prefirió obviarlo, mirar para otro lado.

Siempre fue su caballero de reluciente armadura, un marido aparentemente perfecto, atento y educado. O  ella pretendió que lo fuera…Hasta que una tarde baldía, su historia de cuento se trucó para siempre o simplemente le dio la oportunidad de abrir los ojos al fin. En un chasquido de dedos había dejado de ser su atento amante, su amigo, para convertirse en dolorosa realidad.

Arturo abrazaba a otra con ternura, segundos infinitos, donde una fría daga le atravesaba el alma. Parapetada tras aquella cristalera, el frágil sueño se hacía añicos y la abocaba a un universo desconocido e incierto. Demudado el rostro, ante Marina se abría un futuro diáfano, aunque las manijas del reloj habían saltado sin pedir permiso.

Los sentimientos de Marina se agolpaban, al igual que rompían las olas del inmenso mar, ahora chocaban bruscamente con los recuerdos, antes de idilio, armonía y calidez, ahora se tornaban en tormentosos, fríos, de odio.

Ella siempre sonriente, alegre y risueña, ahora decepcionada, dolida y enfadada, el tiempo tan presente,  terciaba ahora muy pesado, tedioso e insoportable, parecía nunca acabar.

Como si de una tormenta o un duelo de titanes  se tratase ambos se enfrentaron, la casa parecía desmoronarse, la violenta tempestad que ahí se creó, parecía no tener fin, volaron  duras palabras, algún que otro objeto haciéndolo  añicos.

Arturo, antes grandioso caballero, habiendo luchado y triunfado en numerosas batallas, salió de esta derrotado, junto a  la joven dama con la que le había sorprendido en el lecho de merecido descanso y sueños placenteros, ahora tendría que ser ella la que a solas la templase y llenase.

Contigo

Contigo

Contigo

Contigo

Contigo me siento dividido.

Contigo me siento perdido.

Contigo me siento confundido.

No hay razón sino olvido.

Tú haces que pierda el sentido.

Esto no es divertido.

Contigo.

Contigo.

Contigo.

No hay razón sin perdón.

No hay razón sin sentido.

No hay razón sin latido.

Ya no quieres jugar conmigo.

Ya no quieres que sea tu amigo.

Ya quieres besar mi ombligo.

Lo de antes se ha perdido.

Tienes el corazón escondido.

Llenaste la maleta y te has ido.

Tengo el corazón dolido.

Miles de sombras han surgido.

Estoy solo y aburrido.

La oscuridad es ahora

Un vaso vacío.

El tiempo se ha detenido.

El reloj marca el sufrimiento.

Sin ti me siento dolido.

Mis cenizas has esparcido.

Las lágrimas llegan al mar.

Los lamentos en el cielo ya.

Grito y grito sin parar.

Sin piedad.

Sin atar

Sin amar

El pensamiento confundido.

La mente has aturdido.

Difuminas una silueta.

Ya no estas quieta.

Eres como una cometa.

Tan divina y coqueta.

Un hilo rojo.

Cojo y recojo.

Te miro de reojo.

Me lleva hasta tu escondrijo.

Ya no hay sonrojo.

Abres el cerrojo.

Mis nervios hechos un manojo.

Si tu barco zarpó.

Si tu ser me atrajo.

Si tu conciencia atrapo.

El dolor se fue por un atajo.

A tu lado quiero estar.

Pues lo nuestro es amar.

Yo sin ti

Tú sin mí

Yo contigo

Tú conmigo.

El amor es de los dos.

Contigo.

Contigo.

Contigo.

Vieja canción

Las manecillas del reloj

rebelan lo tarde que es,

las tantas de la mañana.

Suena nuestra canción,

la que nos trajo a los dos,

en el concierto de rock.

Yo me hundo en la almohada,

tumbado en mi cama.

Las imágenes son constantes,

apuñalan mis entrañas,

sin piedad.

Me sedujiste con tu felina mirada,

yo no pude hacer nada.

El whisky baja por mi garganta,

me quema y me abrasa,

que rico colocón.

Mi pobre corazón,

pues añicos quedó.

La melancolía me atrapa

sin decir yo nada,

Las lágrimas se derraman,

Por mi mejilla van.

Una traviesa sonrisa,

una misteriosa mirada.

La luz en el infinito,

arrastra este cuerpo

a su suerte abandonada.

Tú, ya no puedes hacer nada,

nuestra canción ya terminada.

Casada con la muerte

Yo te quiero

Yo te amo

Yo te adoro

Yo, yo y yo

Mi  vida

Mi amor

Mi tesoro

Mía, mía y mía

En la salud y en la enfermedad

Ahora por siempre

Ahora me perteneces

Ahora ya

Aplacaras mi ira

Aplacaras mi rabia

Aplacaras mi frustración

Os declaro marido y mujer

A golpes

A tortas

A hostias

Con la mano

Con el puño

Con fuerza y gran violencia

Hasta que la muerte os separe

Y los separó.

¡Fuera de mi mente!

Me hechizaste con tu dulce mirada,

a mí me supo a mermelada.

Me susurraste tiernas palabras,

a mí me parecieron hermosas.

Me tocaste con tus suaves manos,

a mí me vinieron los pecados.

Me comiste y escupiste,

a mí me viste y me perdiste.

En mi mente te clavaste,

juegas conmigo al despiste.

Por mucho que quiero,

olvidarte no puedo.

Me la jugaste con esmero,

yo soy quien pierdo.

Pasa del firmamento

mi eterno lamento.

No miento

si pido

que te lleve el viento,

pues tenerte dentro

es un sufrimiento.

Soñando o despierto

te llevo tan adentro.

Que desesperado grito:

¡Fuera de mi mente!