San Valentín

Esta es la historia de una persona, un hombre, hoy conocido como San Valentín, transcurrió hace ya mucho, años atrás, en tiempos del Imperio Romano, durante el reinado del emperador Claudio II “el Gótico”.

Nuestro protagonista, en principio había ejercido de médico, pero luego se hizo sacerdote, su leyenda se debe a que Valentín decidió casar a los soldados con sus prometidas en secreto, para no ser vistos la ceremonia se realizaba en las mazmorras, ya que estaba prohibido por el emperador, pues lo consideraba incompatible con las carreras de las armas.

Al parecer tras ser juzgado decidieron decapitarlo un 14 de febrero, hay quien afirma que durante el tiempo en los que pasó encerrado, conoció a la hija del juez de la prisión, que al parecer era ciega, es más, podía decirse que se enamoró de ella y San Valentín oró para que pudiera ver, entonces consiguió que entregaran un papel donde ponía “tu Valentín”, la joven en agradecimiento plantó un rosal en su tumba, el cual florece todos los 14 de febrero.

Los mellizos

Esta historia ocurrió ya hace mucho, mucho tiempo, se trata de una verdadera historia de amor imposible, en un Oviedo en tiempos de una Guerra civil española, dos hermanos mellizos separados al poco de nacer. ¿Se terminarán reencontrando?

Todo empezó con Antonio, vivía en Oviedo, perteneciente a una familia acomodada, pues sus abuelos habían hecho las américas, consiguiendo hacer fortuna mediante un negocio de compraventa de productos comestibles, sobre todo de productos asturianos, ahora Asturias se conocía en gran parte de Latinoamérica, Cuba, Venezuela, Colombia, Ecuador y Perú entre otras.

No conforme con eso hicieron una fábrica de sombreros y después para rematar y ampliar su fama y dineral, construyeron una tabacalera, muchos años después decidiendo regresar a España, a su tierra natal, e instalar una casa colonial en Salinas para más tarde trasladarse a la capital, Oviedo.

Pues bien, no sólo tenían mucho poder adquisitivo, además tenían varias sirvientas y un ama de llaves, traídas ambas de aquellos países tan lejanos como exóticos, el ama de llaves de Ecuador, y las demás sirvientas entre otras del Perú, entre ellas se encontraba María de las Mercedes, una mujer tan importante como transcendental en la historia del joven Antonio.

Era el veinte cumpleaños del joven Antonio, transcurría pues como todas las fiestas, muchas risas, familia, amigos, un sinfín de comida y otro tanto de bebida, se respiraba júbilo por donde pasaras, esa noche fue más larga de lo habitual, ya muchos de los invitados habían marchado, los padres se habían retirado a dormir dejando al cumpleañero con algunos de los mejores amigos y algunas sirvientas, entre ellas la joven María de las Mercedes, María, la llamaban de un manera más coloquial y cariñosa.

Antonio se sentía atraído por María, pero debido a la posición de su familia, intentaba en lo posible esconder sus sentimientos, aunque era imposible no darse cuenta, pues su mirada lo decía todo, la cuestión era que la joven muchacha tenía también ojitos hacia el señorito, por mucho que lo intentase disimular era evidente su enamoramiento.

Cuando tenían la fortuna de estar a solas aunque fuera unos míseros instantes, para hablar sin censura alguna, apartados de miradas inquisidoras, con frases amables, llenas de amor y ternura, incluyendo halagos varios.

Ese día de su cumpleaños lo prepararon todo para poder estar juntos esa noche y poder amarse lo que no podían hacer en el tiempo que pasaban bajo el mismo techo, pero aunque la familia quería mucho a la joven muchacha, nunca permitirían algo semejante, ella una mera sirvienta sin aspiraciones y estudios, extranjera y extraña a ojos de cualquiera, demás era por así decirlo, morenita, si es cierto que era evidente su hermosura, era cariñosa y muy servicial, además en lo posible la trataban como a una igual, pero siempre sería una empleada más, él era de familia bien, adinerada, blanco y español, no podía permitirse esos caprichos.

Hubo más reuniones secretas a la luz de la luna en los meses siguientes, habiendo consentimiento por ambas partes por igual, tal fue así que la dejó en cinta, lo intentaron ocultar, pero pasaron los meses y era imposible ocultar la realidad, lo evidente y la pareja para no enfurecer a la familia de Antonio echaron la culpa a un fulano inexistente, que actuando de artimañas y crueles tetras, sedujo a la joven María para que hiciera cosas indecorosas y así intentar apaciguar la ira de la familia y que por el contrario se apiadasen de ella.

Pasados los nueve meses, la joven María dio a luz a dos hermanos, un par de mellizos, el primero en salir era del color de la madre, al que pusieron de nombre Antonio, pues era el primogénito, el segundo, blanco como el padre, le pusieron de nombre Alejandro, -Alejandro el magno- bromeó el padre.

Por desgracia en 1936 la joven pareja decidió separarse pues España estallaría en una guerra civil, antes de que Oviedo fuera sitiada y bombardeada, la madre se iría con el pequeño Antonio de regreso a su patria, su amado Perú, por el contrario, el padre se haría cargo del otro bebé, Alejandro.

Varios días antes de la despedida un amigo del señorito, Alfredo, un compañero del trabajo y fiel amigo, les había hecho una foto, una de los cuatro juntos, para luego partir la foto por la mitad, él se quedaría con la  imagen en la que está María y su hijo Antonio y la otra parte sería para la madre, ambos guardarían dichas mitades como oro en paño, con la promesa de reencontrarse.

¿Qué sería ahora de los hermanos?…

Pasado oculto. Capitulo 5: Herminia

Estoy sola en la droguería de mi tía, ahora que tengo dieciséis años aprovecha a ponerme los fines de semana a última hora, cuando menos gente va, así poco a poco voy aprendiendo el oficio, para que luego me ponga trabajar con ella cuando termine los estudios, alguna vez pasa a vigilar, aunque lo que realmente la interesa son las cuentas, los números, es lo que la da vida, se los quitas y la da un patatús, ya la estoy oyendo esto hijita mía es el pan de cada día, nuestro porvenir, contando y recontado que no quede un céntimo, que las perras son muy duras de conseguirlas y muy fácil de perderlas, por eso hay que tener la mente siempre en su sitio, si su sitio, el único sitio que ella tiene es el del bar de Manolo a donde van todas sus amigas a criticar a la gente y luego ponen buena cara, la cara de vergüenza tendría que darlas porque muchas lo que buscan es un buen marido con quien casarnos y nos mantengan a las dos y a vivir del cuento y a seguir empinado el codo, y siempre me tiene que sacar una falta y si hay algún cliente siempre actúa de la misma manera, me dice ve tu anda para que aprendas que falta te hace, y luego enseguida me  hace reproches, quejándose  y apartándome a empujones, criticándome, terminando de atender a la persona en cuestión, sobre todo para cobrar, el sentir el dinero en sus manos y el sonido de la máquina registradora.

Pufff… que aburrimiento, ni un alma, por lo menos, vino a verme mi amiga, María, nos conocimos al año de mudarme yo a aquí, en Asturias, a este pueblo, Pola de Siero, vine porque fallecieron mis padres en un accidente, y mi tía era la única pariente que se podía hacer cargo de mí, me acuerdo porque yo tenía diez años, hacía mi primera comunión, ella se encontraba con unas monjas, sentada en una esquina en primera fila, al igual que todas ellas estaba rezando, tras la ceremonia, ella se acercó a mi, y charlamos hasta que mi tía nos separó, me contó que no tenía padres, eso la verdad nos unió a las dos, las monjitas se hicieron cargo de ella, de cuidarla y educarla, su apellido, Expósito, se lo pusieron ellas.

María es algo mayor que yo, y hoy vino a contarme que desde hace unos días, la ronda un pensamiento, una idea, quiere cambiarse de apellido y tiene la ilusión de que además quiere averiguar sobre su pasado, quiere saber quienes fueron sus padres, como buena amiga yo me implicaré en lo que pueda, la verdad no se si es por coincidir en cuanto a ser huérfanas o que, pero es como si nos uniera algo, para mi es como una hermana.

La gota

Hoy es un día gris, triste, ha empezado a llover, las gotas resbalan por el cristal de mi ventana, es verano, pero no en mi Oviedo.

Como es domingo, aprovecho para relajarme en casa, pero tampoco me apetece quedarme encerrado, necesito que me dé el aire, decido cambiarme, mi atuendo de estar por casa a un poco más formalito ya sea de calle, una vez preparado salgo al portal paraguas en mano, no se a dónde ir y con esta lluvia pienso que mejor voy en coche a ver a mis padres, bajo al garaje, a mi plaza y subo al monovolumen.

Llego a casa de mis padres, pasamos juntos una agradable velada y no decido regresar hasta después de merendar, de regreso decido ir escuchando un poco la música de la radio, las canciones me distraen y me alegran el alma.

Cuando llego a mi humilde morada me fijo que sigue lloviendo, pero aprecio que va amainando, hay muchas gotas, grandes, pequeñas, redonditas.

Hay una juguetona, algo rebelde, que baja y se mueve, se une a otras formando otra mayor, se separa otra vez, sigue su ritmo, se junta otra vez, se divide, nunca se detiene, resulta misteriosa, ¿tendrá una historia?

Vida infernal

Mi mente juega conmigo,

al despiste, al olvido.

Ayana dijeron al bautizo,

“flor hermosa” su significado,

Ahora mi flor ya se ha marchitado.

Dieciséis primaveras en mi haber,

con la incertidumbre de saber,

si algún regalo voy a tener.

Aunque ya nada me importe,

son vagos mis recuerdos,

a la vez de ser:

Tristes, dolorosos, amargos.

Escriben mi vida

de cruda realidad.

En silencio he de llorar,

pues me pueden matar.

Él, se va a forrar,

a mí me van a follar,

a mí me van a violar,

sus carteras vaciar,

sus pollas sacar,

sus ganas saciar.

Mientras tanto, me jodo.

He de sufrir,

con ganas de morir,

ya no quiero vivir,

de esta vida salir.

Mi tierna infancia

marcada quedó,

desde que mi padre,

me vendió,

me mintió,

y con un extraño

me abandonó.

Miles de kilómetros recorrí,

miles de países conocí,

miles de casas vi.

Con muchas chicas compartí,

jovencitas, muchachitas, señoritas,

a las que pude conocer,

de las que pude aprender,

con las que jugué a ser

amante, querida, amada.

Mi niñez vejada,

mi vagina violada,

mi vida terminada.