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Era de noche, ya estábamos todos en la cama durmiendo, mañana era día de trabajo y tenemos por costumbre acostarnos pronto, una voz inquieta me hizo despertar, al lado de la cama estaba mi hija, mi pequeñita, de nueve años, tenía la luz de la habitación encendida y ella se notaba que estaba asustada, yo quise que se fuera sola y tranquila a la cama, pero me fue imposible, así que la acompañé hasta su cama y me acurruqué junto a ella, a la mañana siguiente me despertó mi mujer diciendo que era tarde, me reprochaba que asumiera la pérdida de nuestra hija y que dejara de dormir en su cama, me preguntaba mientras me levantaba de cómo era esto posible si ella se había suicidado al año de morir nuestra hija.

La silla

Estaba en la habitación, de pie en una silla, la perspectiva era diferente, donde todo se veía distinto, mis manos sudaban temblorosas, me pregunte: ¿Cómo había llegado a esto?

Dicen que cuando estas a punto de morir ves tu vida suceder como si de una peli se tratara y así era ¿qué título le pongo? Pues “desastre total”, o no, tal vez muy sencillo bueno y que más da llegado a este punto de mi vida, sin novia, sin trabajo, me habían dejado o quizás les había dejado yo que más da el orden, en mi mente todo sucede igual y acaba siendo un error tras otro y ya no sé cómo suceden las cosas ni en qué orden, me encuentro solo en mi habitación, la soledad me invade es algo que llevo conmigo desde no se cuánto tiempo ya, el peligro, los problemas, pues que me zurzan ¿no? O mejor que les jodan a ellos es todo una mierda, vivimos en una sociedad putrefacta y llena de mentiras.

El tiempo transcurre lento, despacio o quizá muy rápido no se sabe, me da vueltas todo, me siento nervioso, mareado, tengo la necesidad de un cigarro, encender el piti de una vez y darle una última calada, meto mano en el bolsillo de los vaqueros, saco la cajetilla, pito en mano lo enciendo, la calada me lleva el humo hasta los pulmones, toso, tengo que dejarlo, joder que mal, me acuerdo de mi primera calada, fue en el bus escolar ya de regreso a casa, tendríamos 17 años y por lo tanto ocupábamos los asientos de atrás, teníamos las ventanillas bajadas para que se fuera el humo y no nos delatase, pero pecamos de ingenuos y la profe nos pilló, lo peor de todo es que al único que castigaron fue a mí, la fama o más bien la mala fama me precedía, así que como consecuencia me castigaron junto con otros dos o tres sin ir de viaje de estudios y encima bronca en casa.

Ya nada me ataba  a este mundo, estaba vacío, la mente sólo me llevaba a sentimientos e ideas negativas, todo era negro, no había esperanza mi corazón o los sentimientos que albergaban en él se habían podrido, dentro estaba hecho añicos, polvoriento, otra calada, la ceniza cae, y… ¿Qué esto? Se tambalea, se mueve ¡pum! La silla se rompe bajo mis pies y yo caigo rompiéndome algún hueso, mi fin tendrá que posponerse.