Miraba y miraba
pero
en ningún momento
se encontraba.
Aquel joven muchacho
sonriente, alegre, divertido
se había esfumado,
ante él un ser ha aparecido,
ahora un hombre
alto, calvo, nervioso,
de uñas mordidas, arrancadas.
En un títere convertido,
pésimo
currante para una familia espantosa y
actor de la misma familia venenosa.
Sabía en qué momentos
callar y reír.
Sus sentimientos y
bajo una máscara
Su verdadero rostro ocultaba.
Impasible jugaba y
de la nada creaba
un ambiente cálido,
incluso hasta relajado
Pero nunca lo suficiente.
Antes o después
La guardia bajaba y
la tormenta en ese momento
estallaba.
Comprensión, premio o incluso risa
era lo que buscaba y
Nunca jamás encontraba.
Más un día
una persona encontró y
a pesar de ser mayor,
con quien decidió compartir
alegría y júbilo sin sufrir,
cuando aprendió a ser
natural, libre, verdadero,
podía volar y soñar.
Entonces decidió luchar,
Sus ataduras romper,
de su prisión escapar,
soltando
aquel lastre que
le arrastraba a un pozo sin fondo.
Sintiendo
rabia, ira, cólera,
que con un martillo hizo añicos
el espejo en el que se estaba mirando
¿Qué pasó después?
Sencillamente respiró y
Al fin
Vivió.