Las hermanas

Corríamos tan rápidas como nos lo permitía nuestras piernas, jamás pensé que podría ir tan rápido, aquel sitio era un laberinto de pasillos y un sinfín de puertas que daban a otras celdas como las que habíamos escapado, al final dimos con una más grande y más dura que las demás, efectivamente era la de salida, daba a un campo abierto pero lleno de alambradas, no sabíamos dónde ir, vimos un gimnasio a donde nos dirigimos, entramos, estaba a oscuras y las luces no se encendían, nos guiaba la luz que entraba por las ventanas, en aquel recinto había un espejo, ya que yo miraba como loca a todos los lados buscando una salida, una vía de escape, no me percaté de lo que en él se reflejaba a lo que sí mi hermana y tiró de mi brazo para llamarme la atención, efectivamente, reflejado en el espejo había un pelotón de soldados alemanes apuntándonos, miré hacia donde me decía el espejo que estaban, allí aguardaban los soldados apuntándonos con sus rifles, aquellos nazis se reían de nosotras pobres y desvalidas polacas huyendo de sus invasores haciendo alarde de su poderío, creando el caos y la destrucción, sembrando de muerte y pánico al pueblo polaco al que en un santiamén conquistaron y sometieron, me preparé para lo peor, cerré los ojos y cogí bien fuerte la mano de mi hermana, rezando, a mi mente vinieron miles de imágenes, como si de un película se tratase, eran mis recuerdos, desde mi más tierna infancia hasta hoy, todo ocurrió muy rápido, los fusiles sonaron.

No me acuerdo el día exactamente, era por septiembre, sonaron las alarmas, mi familia y yo salimos al refugio, una vez en la calle una bomba cayó cerca nuestro la que mató a mis padres, cuando me levanté vi a mi hermana que estaba viva, luchando por ponerse en pie, estuvimos vagabundeando de un lado para otro, pasaron los días, comíamos lo que encontrábamos en algunas casas abandonadas o semiderruidas, hasta que fuimos apresadas, nos llevaron a un edificio que usaban como cárceles y oficinas, nos torturaron, nos metieron en una de esas celdas, hubo una explosión alertando a los alemanes, afortunadamente nuestra puerta se abrió y salimos corriendo.

Abrí los ojos, me encontré con los cadáveres de aquellos nazis muertos, por suerte para nosotras llegaron un grupo reducido de la pequeña resistencia, estábamos vivas.

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