Hoy es 24 de Diciembre, Noche buena, aún es temprano, está empezando a amanecer, hay que acabar pronto el trabajo, para tener a los clientes satisfechos, como siempre.
Cojo la primera carpeta, el primer cliente del día, no es que los clientes lo sean porque quieran, es otro tipo de servicio y clientela, nosotros vemos, oímos y decidimos a quien hacer cliente, aunque suena a trabajo remunerado tampoco lo es, no hay ni jefes ni empleados, aunque si en cierto modo.
¿A qué nos dedicamos? Pues nuestro deber es, hacer cambiar a las personas, que sean mejores y por supuesto el objetivo final, es el mismo, que crean en la Navidad.
Leo la carpeta, ya el nombre me pone la carne de gallina, ni más ni menos que el Sr. Scrooge, uf esto por lo menos lo clasifico como alerta 4, siendo el 5, el máximo.
En estos casos, siempre uso a los mejores, no me queda otra, les llamo de inmediato, los tres fantasmas, el del pasado, el del presente y el del futuro, les doy la carpeta, con todos los datos, dónde vive, familia, si es que tiene, trabajo, carácter y demás.
Me pongo serio, comento la situación, como el tiempo apremia, soy breve, cuando llega la hora les deseo suerte, aunque sé que no lo necesitan.
Llega la hora, las 12 de la noche, todo empieza, uno a uno van haciendo su trabajo, pasado primero, presente segundo y para terminar futuro, me comentan que es un hueso duro de roer pero que caerá.
Todo termina cuando llega el fantasma del futuro, tras realizar su trabajo, nunca sonríe, pero sé que en el fondo se regocija de satisfacción.
Por la mañana vemos el resultado, el Sr. Scrooge abre las ventanas de par en par y felicita las navidades a todo el mundo, sonríe, más tarde vemos que va a la casa del sobrino a celebrarlo.
Misión cumplida, otro cliente o mejor dicho, otra persona más que cree en la Navidad.