Lunes

Podría haber sido un lunes, un primer día de la semana, como cualquier otro, pero no, ese lunes se iría metamorfoseándose en uno horrible, horrendo diría yo, aún seguía la dichosa pandemia, además esa misma mañana tenía que vacunarse, su tercera dosis, la de “refuerzo”, tras asearse, desayunar y vestirse, fue al hospital, donde le pincharían, sin decirle qué vacuna era, para informarse no le quedó más que preguntar, le dijeron que “moderna” él se preguntaba que porqué si las dos primeras fueron “faizer”, fue a casa para tomar un paracetamol “por si acaso”, mejor prevenir que curar,  no sentía nada, quizá un leve dolor en el brazo como si fueran unas agujetas.

Procedió a ir al trabajo, ahí todo “normal” , hasta que recibió “la llamada”, era de su “querido” y “amado” jefe, su hermano, le esperaba en el despacho, al llegar comprobó que había otro compañero, de esta manera, se sentía un poco más tranquilo, aliviado, podría incluso bajar un poco la guardia, con gente estaría a salvo de esa lengua bífida, esa que solía usar cuando estaban a solas, todo indicaba a que  sólo sería una mera orden, tendrían que trabajar juntos, sacar adelante la web de la empresa, eso sería fácil y no supondría ningún reproche.

No hubo ni malas caras ni cualquier otra impertinencia, estando el compañero delante, su jefe se comportó de manera “decente” como cualquier persona, lo que se esperaba de un jefe, pero… todo cambió cuando el compañero saló y él no pudo huir, se tenía que quedar, sin el compañero delante al jefe le empezó a cambar la cara, las venas rojas aparecieron en los párpados de abajo, y de la boca salían sus palabras cual dardo venenoso, falsas acusaciones, tales como “hace más de dos semanas que no haces esto o lo otro” y un sinfín de crueles acusaciones, de las que no podía defenderse, pues lo transformaba en un duro revés, diciendo “escusas” así que salió derrotado de aquella oficina, Sauron había ganado la batalla.

Por la tarde le esperaría otra reprimenda del señor oscuro, preguntándole por el sistema, ya que desde hace unos pocos días trabajaban con un nuevo programa, uno totalmente diferente, viendo Sauron la reacción en la cara de su víctima, sin dejarle mediar palabra, aprovechó para hurgar en las heridas, diciendo que la empresa de cambiarlo todo le veían “verde”, alegando que era la opinión de ellos, que no se lo había inventado, estaba claro que mentía, lo decía para ofender y de paso cubrirse las espaldas, pero…de ser cierto ¿Quién era esa gente para decir semejante blasfemia y juzgarle de aquella manera tan despiadada, sin educación alguna? Si no lo conocían, si no sabían cómo trabajaba, además era todo vía remoto, por lo que no estaban ahí presentes, el cabreo era “monumental” pero lo tenía que ocultar, no dar índices del dolor que sentía por dentro, habían hurgado en su ser y herido su alma, pero había que recomponerse y seguir trabajando, aún quedaban unas horas hasta que terminara la jornada.

Pues si en la mañana le habían pinchado y en el trabajo humillado, en la noche, después de calmarse en casa, tras una deliciosa cena, preparada por su querida compañera, con la mejor de las atenciones, que siempre ponía y nunca faltaba, de lo cual estaba enormemente agradecido y sería poco, ya en la cama intentando conciliar el sueño, le entro la fiebre, una gran tiritona se apoderó de él, mucho calor en el cuerpo, al igual que un famoso personaje gatuno de comic llamado Garfield, pensó, “odio los lunes”.

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