Cuando era pequeño, entró en clase un niño con una gran tirita que le cubría el ojo, no sabíamos qué le pasaba, unos incrédulos y comparecientes le preguntaron qué le pasa porqué tenía el ojo así, otros se reían de él, yo me quedé al margen y mi imaginación que vuela “hasta el infinito y mas allá” como diría guz light year, pues me imaginé como un temido pirata, y jugamos a eso, a ser barbarotas o barba azul, a falta de barbas, un cruel corsario, siempre en busca de algún tesoro y aunque no os lo creáis, en ese juego lo encontramos, si, si, tal cual, a día de hoy lo seguimos conservando, uno de los grandes tesoros.
La amistad.
Buena imaginación y buen corazón.
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Gracias, me alegro que te guste.
Saludos.
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