Estaba en mi último curso de carrera, estudiando para ingeniero agrónomo, muchos en mi familia tenían huerto en su jardín, por distracción o por negocio y yo me vi atrapado por ese mundillo, me quedaban ya pocas asignaturas para terminar, así que para ahorrar unos dinerillos empecé ha hacer algún trabajo de jardinero, la verdad es que me gustó y creo que este será algún día a lo que me dedique, pero bueno es un principio y veré como me las ingenio, es muy sacrificado, pero bonito, sobre todo si te gustan las plantas y la naturaleza, como muchos de mis amigos saben que soy bueno en esto, pues me llaman para que haga algún apaño en el jardín, les quite las malas hierbas del césped, etc. Siempre están Miki esto, Miki lo otro y como no se decirles que no, pues ale, por lo menos me gano unas pelas.
Hay veces que tengo que desplazarme de Oviedo a Pola de Siero, donde conocí a María Expósito, que está de interna en la casa en la que estoy ahora trabajando, las monjas del hospicio la metieron para que hiciera ya vida, consideraron que ya era mayor para seguir con ellas, apenas charlamos, pues estamos a nuestras labores, yo en el jardín y ella dentro de la casa, en una ocasión me contó que tenía ganas de cambiar su apellido, Expósito, pero antes quiere averiguar sus orígenes, quienes fueron sus padres, me enseñó una foto de la cara de su madre en un colgante de La Virgen de Covadonga, la verdad es que tiene un parecido, un aire, yo por mi parte conté un poco de la vida de mi familia, como mi padre, Miguel, trabajó en las minas, pero que por culpa de una explosión quedó impedido y no pudo participar en la guerra civil, en lo que a la lucha armada se entiende, pero si que ayudó a los maquis, en especial a un amigo suyo, al que ayudó a ir hasta León para que de ahí fuera a Cáceres y cambiara de vida, contando esta historia se veía que tenía mucho interés e entusiasmo, me miró como extrañada y algo incrédula cuando la enseñé una foto de mi padre con el hombre al que ayudó en aquel momento, ella sintió un escalofrío como si hubiera visto un fantasma, como si reconociera a aquella persona, me da la sensación de que esa foto fuera la tecla que abriera una puerta oculta, en la que no sabemos qué puede haber, nos da miedo pasar, pero tenemos curiosidad.